Las nuevas tecnologías digitales, como la inteligencia artificial, el metaverso y las criptomonedas, se han robado nuestra atención e imaginación estos últimos años. Desde ChatGPT obteniendo 100 millones de usuarios en tiempo récord, hasta los anuncios del Apple Vision Pro y los bots de Meta, no hacemos más que imaginar cómo estas nuevas tecnologías lo podrán transformar todo. Sin embargo, es crucial que seamos cuidadosos en cómo pensamos sobre los procesos que nos han traído estas tecnologías y el impacto que éstas pueden tener en nuestras vidas. Más importante aun es convencernos de que tenemos agencia para determinar el rumbo que nuestra sociedad tomará montada en estas nuevas tecnologías.
Quizá nuestro asombro por las nuevas tecnologías se debe no solo a sus capacidades técnicas sino a la rapidez con la que las vamos inventando y desechando las viejas. ChatGPT nos asombró más porque hace apenas un par de meses a lo único parecido que teníamos acceso era a chatbots de servicio al cliente que no nos fascinaban. El incremento progresivo, al menos en esta tecnología, no fue tan evidente.
Muchas de las innovaciones en tecnología digital están relacionadas con el poder de procesamiento de las computadoras. En 1985, Gordon Moore pronosticó que el número de transistores en un microprocesador se duplicaría cada dos años, relación que se ha mantenido vigente en gran parte (por ejemplo, un smartphone de hoy en día sería la computadora más poderosa en 1960). En la vida moderna interactuamos tanto con dispositivos digitales que se actualizan casi en tiempo real que quizá inconscientemente pensamos que hemos dejado atrás la era del progreso incremental. Sin embargo, es posible que el ritmo del crecimiento de la capacidad de los microprocesadores y los inventos tecnológicos que derivan de ello sean una excepción en el universo de la tecnología y la innovación. Todo lo demás, lo que no lleva esa inercia propia de los microchips, requerirá siempre de mayor esfuerzo, intencionalidad y liderazgo.
En ese sentido, no debemos de perder el foco de lo que realmente importa. Todo el contenido y artículos sobre inteligencia artificial, blockchain y el metaverso (incluyendo éste) nos atrapan entre lo que es trivial y lo que es seguramente solo ciencia ficción, y nos pueden llegar a distraer de lo consecuente y trascendental. La realidad es que ya contamos con la tecnología necesaria para lograr cambios importantes en áreas que impactarían positivamente la vida de las personas. Quizá aun no tenemos la tecnología para vivir en un mundo virtual sin distinción del real, o para viajar al espacio a un bajo costo, pero sí para una educación transformadora ubicua, o para optimizar diagnósticos y planes de salud a la medida para millones de personas. El avance exponencial de las tecnologías digitales no traerán de manera natural las aplicaciones necesarias para que más personas puedan tener una mejor vida. Para eso se requiere otro tipo de innovación: más aplicada y más humana. Para eso se requiere convertir los inventos de la nube digital en valor real y trascendental para las personas. Para eso se requiere un nuevo tipo de liderazgo.
Éste no debería sonar como un argumento en contra de nuevos avances en tecnología digital, sino como un llamado a balancear las nuevas innovaciones con aplicaciones de lo que ya entendemos el día de hoy. Es un llamado a un nuevo liderazgo que hacemos todos los días desde Hybridge.