Pienso en mi propia experiencia. Cuando yo era adolescente el mandato era, básicamente, despersonificarse una vez puesto un pie en la escuela. Era simplemente una alumna a la que había que tratar como a cualquier otra. Y eso no cambió por mucho tiempo. Al empezar a dar clases, por otro lado, yo era muy consciente que frente a mi grupo convenía tener poker face; más aún, debía ser cuidadosa de no dar a conocer ninguna información “personal”. Alumnas y profesoras, ambas blindándose para no sufrir algún ataque especulado por no sé quién. ¡Vaya infierno! ¿En qué momento se nos dijo que la escuela era un cuartel donde estudiantes y docentes van a cumplir su misión y nada más? Martin Mathus

La primera vez que platiqué con Nora sobre el proyecto educativo Hybridge, lo que más llamó mi atención fue la metodología educativa que perseguían: Aprendizaje Basado en Proyectos. Yo ya tenía experiencia trabajando con este esquema, y sabía que sí lo estaban impulsando era porque, evidentemente, estaban comprometidos con poner a lxs estudiantes al centro, conocerles a profundidad y hacer que destacaran sus identidades; pues sólo los verdaderos intereses, esos anclados en la personalidad de cada quien, devienen en proyectos significativos, en aprendizajes gozosos, y en una comunidad educativa diversa, empática y solidaria.

Ya se había pactado que sería yo quien fungiría como una de las Subject-matter experts, y antes de comenzar la misión ya me estaba preguntando qué tanto debía dejar mis ideas, mis ideales y mis vivencias para poder concretar esa tarea de la mejor manera posible. Me sorprendió gratamente que ocurrió todo lo contrario, me pidieron que plasmara mi experiencia y mis intenciones en la enseñanza de la ciencia con toda libertad, pues quién era yo aportaba y enriquecía a Hybridge.

“Escuela democrática”, “aprendizaje profundo”, “el qué, cómo y por qué de la educación”, fueron algunos de los tópicos que estuvimos trabajando durante el onboarding. Todas esas sesiones buscaban no obtener datos duros de nuestra pasado académico o laboral, sino conocer un poco la complejidad de quienes nos convertiríamos en MOs. Y todo ello se fue logrando a través de discutir, opinar y retroalimentar análisis complejos sobre la construcción de la escuela, sus dinámicas y sus objetivos. Finalmente, lxs MOs ayudaremos a dar forma a este proyecto y seremos quienes guiemos al estudiantado en el que pretendemos sea un momento revelador en su historia académica.

Pero ¿qué tienen que ver las identidades con todas estas anécdotas? Que por primera vez me estoy sumando a un proyecto educativo en el que se reconoce a los miembros de su comunidad como personas complejas, con saberes y sentires que estarán influenciando su trabajo y desempeño. Un proyecto que pide poner nuestra identidad al frente, ser transparente con quienes somos, desde nuestros espacios; y al mismo tiempo siempre promueve que actuemos en conjunto. Todos esos momentos me dicen que Hybridge acepta en su universo distintas formas de ver el mundo, porque confían en que sólo de esa manera se puede generar una educación disruptiva, reflexiva y amorosa que vea hacia el futuro, y otorgue herramientas y metodologías que permitan iterar y crecer. Martin Mathus